lunes, 3 de mayo de 2010

Chiquito, Carlitos y Diego

"La pregunta es sólo eso, una pregunta. Pero llega como la cuchillada de un foráneo que se permite dudar de una verdad irrefutable en esta ciudad. En la costanera santafesina, sobre avenida Almirante Brown, hay un monumento inmenso al hijo pródigo: Carlos Monzón. Al pasar por el lugar, que tiene una placa en homenaje "Al deportista del siglo", el periodista se permite dudar. El taxista tiene las manos maltrechas por los años y una edad que oscila entre los 60 y los 150 años. "Maestro, ¿fue el mejor de todos los tiempos o hubo alguno que estuvo cerca?", me pregunta. "No sé, pienso en Horacio Accavallo o en Pascual Pérez, que también fueron muy buenos y ganaron títulos mundiales", respondo. La mirada asesina llega por el espejo retrovisor y, por suerte, se ahoga en el Paraná. El hombre sigue calmo, como quien habla con un ignorante. "Claro, hijo. Fue el mejor de todos los tiempos. Era intocable. Nunca nadie le pegó en serio", retruca.

El viaje termina en El Quincho de Chiquito, un mítico restaurante especializado en pescados de río que está sobre la Costanera. "Preguntale a los mozos de ahí, a ver qué dicen", desafía. Entrar a ese lugar es meterse no sólo en la vida de Monzón, sino también de Santa Fe y de la Argentina del último siglo...".

Diego Jemio fue a Santa Fe a cubrir el partido en que Atlético dejó afuera de la Sudamericana a Colón para La Gaceta de Tucumán. Con la nota "Carlitos, el intocable", este tucumano que hace tiempo se instaló en Capital vino a levantar la moral de los oriundos de Tucson ante esta santafesina. Y se ganó un título a la par de dos intocables.
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