miércoles, 30 de diciembre de 2009

tengo un sueño

un festín continuado en la cabeza
el olor del pasto después de la lluvia
mirar el cielo
un muchacho y una guitarra
que el coraje le saque ventaja al ventajero
que siempre haya con quién andar en el camino
que Lola esté al teléfono
que el espanto no espante la ternura
que la humildad enseñe
y la inteligencia seduzca
historias para contar y libros para devorar
una flor creciendo entre la bosta
perdonar más veces que las que me perdonan
y que me perdonen más de lo que merezco
incondicionalidad de hermanos
y juegos de sobrinas
la resistencia con alegría

sonrisas y no woman no cry
que frenen la estampida en el metro
sueños de imposibles y compañeras de ruta
la inquietud en el periodismo
que esté el vamos con las chicas
que no se confunda calidez con cursilería

más vida, menos muertes lentas, recuerdos que sobrevivan
que siempre esté el sol
que siempre haya más
y feliz año para todo el mundo

domingo, 27 de diciembre de 2009

El año se va hasta con una misma

Viste cómo es la vuelta a la ciudad. Vistas con amigas, primos, otros amigos, más familiares, amigos del trabajo, la navidad, lisos casuales en algún bar de la peatonal, el boliche nuevo que abrió frente al río, y ya se viene el 31.
En el cronograma de encuentros hay destinos con privilegio. La casa de mi abuela es uno. Té no gracias, yo hago unos mates, las facturas de la Monserrat y alguna que otra cosita para picar, hasta que a las 7 de la tarde nos sinceramos y sacamos la cerveza.
Yo le pregunto cómo le cae a ella la seguidilla de fin de año después de que el médico le dijera expresamente que, entre otras cosas, cerveza y vino "sólo de vez en cuando". Ella dice que cada vez que toma una se siente mejor. Yo también. Pero no estaría nada mal alguno de esos inventos caseros para evitar la resaca cuando los brindis se amontonan como alfiler en imán.
Mi abuela, que se vive quejando de que se queda sin memoria pero de desmemoriada no tiene nada, va a su cuarto y saca de su cofre de los recuerdos unas notas mías de mi paso por El Litoral. "¿Se puede evitar la resaca?" era el título de una con el que hacía pito catalán al manual de estilo de periodismo de El País -¡nunca preguntar en un título, gilipollas!-. Es del 24 de diciembre de 2007, cuando fui con esa súplica a entrevistar a una nutricionista para que devele cuál es la manera de esquivar esa cosa que provoca mareos, acidez y angustia general; consecuencia clara de ``zafarse'' con el alcohol, con las comidas o el pucho.
Lamentablemente, la respuesta de la licenciada es parecida al método anticonceptivo que pregona la Iglesia: no practicar el mal. Y nadie quiere brindar con gatorade.
No se puede zafar, pero sí se puede entender por qué se tiene que padecer más que los egipcios con las diez plagas después de una noche de festín. Van algunas justificaciones y aclaraciones:
1) Cuando se toma cerveza -o cualquier líquido elemento que contenga alcohol- de más, baja la cantidad de azúcar en sangre que, al eliminarse muy rápidamente, produce una sensación de debilidad y cansancio.
2) El alcohol también provoca que el líquido que se ingiere se elimine como torrente, por lo que el organismo busca el agua en otros órganos y da más sed que beduinos en peregrinación a La Meca. Además, las membranas que recubren el cerebro (las meninges) también se secan y se dilatan los vasos sanguíneos. Entonces... Bueno, está bien: sólo era un intento de darle un contenido científico al conejito de la publicidad de pilas que se te mete en la cabeza dándole al tamborcito a la mañana siguiente de una borrachera.
3) El alcohol no se mata con más alcohol. Dale al té con limón, arrocito, galletitas de agua y esas cosas que recomiendan comer al otro día, justo cuando ya es demasiado tarde para comer liviano.
4) La nutricionista, cual padre cuando el hijo púber empieza a salir, decía que es muy mala la mezcla de bebidas y que nada de Uvita o Sidra Real: ``Procurar que la calidad del alcohol sea excelente y moderada, en lugar de mucha y mala''.
Bué, mientras sigo con mi abuela y mi cervecita, veo que todo esto no sirve de nada. Que este posteo vaya más como un pedido casi desesperado: que alguien dé de una buena vez la receta para evitar la resaca.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La personalidad indecisa de Macri, según Lasecabocha

Lasecabocha es uno de esos personajes infrecuentes que la vida te regala. Te adosa, en realidad. Creció a dos casas de la mía y coincidimos un tiempo en la Facultad que abandonó para estudiar Recursos Humanos. Tiene los caprichos de Ricardo Fort (no la billetera) y la pretensión de seriedad de Mirta Legrand. Pero desde su impunidad extrema por ahí tira unos títulos impresionantes.

Ya le dedicaré un perfil a Lasecabocha. La cuestión ahora es que el fin de semana, desesperada, me llamó para entender qué fue lo que pasó para que todo el mundo se la agarrara con Macri.

Adora a Macri. La seduce, sobre todo, el halo cool que rodea al PRO. Aunque ahora también está a full con el Lole Reutemann, que es “súper buen mozo, ¿no te parece?”.

Yo le redondeé el tema con una reseña de la creación de la Policía Metropolitana, la renuncia obligada de su primer jefe, el Fino Palacios, involucrado en la causa AMIA, y su procesamiento y detención por la causa de espionaje que investiga el juez federal Norberto Oyarbide.

Lo que sigue es una reproducción de la conversación que tuvimos:

LS: Che, ¿por qué todo el mundo lo critica a Macri?
Yo: Pasó que el tipo estaba montando una especie de Side metropolitana.

LS: ¿Una Side?
Yo: Sí. Tenía contratado un espía en el Ministerio de Educación, Ciro James se llama. En la investigación de Oyarbide saltó que James tenía relación con el nuevo jefe de la policía, Osvaldo Chamorro, y Macri le tuvo que pedir la renuncia a Chamorro.

LS: No entiendo.
Yo: A ver. James hacía espionaje. Oyarbide demostró que James tenía relaciones con Palacios y con Chamorro. La sospecha, por lo tanto, es que la policía porteña, que todavía no salió a la calle, hacía espionaje.

LS: Pero todos los policías hacen espionaje….
Yo: No corresponde. Lo que está bien es que los policías hagan investigaciones, generalmente guiados o por orden por un juez. Pero no pueden espiar gente porque si.

LS: ¿Y Macri lo reconoció?
Yo:
Reconoció que James conocía a Palacios y que hablaba con Chamorro. Pero dijo que él no sabía nada de lo que hacía.

LS: Pobre… ¿qué más dijo?
Yo:
Que fue un error dejar que el espía James se “filtrara” en el proceso de selección. Y, obviamente, dijo que no autorizó escuchas, que era una operación del Gobierno de la Nación, etc.

LS: Claro, pobre…
Yo:
No creo que pobre. Un boludo. O un hijo de puta.

LS: ¿Tipo como que tiene una personalidad indecisa decís? Como que no termina de decidir si es un hijo de puta o un boludo.
Yo:
Puede ser, algo así…

LS: Sería como un hijo de puta demasiado boludo como para llegar a ser un reverendo hijo de puta.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Algo así como periodismo autogestionado

(o una excusa para seguir en contacto)


Nos conocimos en el lobby del NH Zurbano, en Madrid, a fines de enero de 2007. Éramos los 20 periodistas latinoamericanos elegidos para hacer el Programa Balboa. En julio quedábamos 19.

La vuelta fue complicada. Adaptarse de nuevo, el maratón de sensaciones que nadie entendía mucho, extrañar y extrañarse.

A Edson se le ocurrió que podíamos seguir en contacto, más allá de los mails del grupo de Google. Armamos un proyecto, lo presentamos en la Fundación Avina y ganamos.

Nos pusimos a trabajar. Acá va el spot de promoción del programa que ya se difunde en Brasil:





Edson, el hiperquinético brasilero, arrió con Eswin, con Laura y conmigo. El team resultó un lujo. Y el laburo un placer.