lunes, 1 de febrero de 2010

Lugar común la muerte

Ninguna persona tendría nunca que convencerse plenamente de su razón (o razones) sin antes ponerla a prueba con insistencia.

Si una persona tiene talento, tendría la obligación moral con la humanidad de hacerlo circular.

Si una persona es inteligente, debería iluminar a los demás, desafiarlos, instarlos a pensar.

Si una persona sabe mucho, sería bueno que intente enseñar (ver martínez).

Si alguien quiere ser periodista, tiene que ponerse en el lugar del otro (y atrapar los detalles).

Si alguien quiere ser alguien, tiene que poner pasión.

Si alguien reúne todas esas condiciones, debería ser inmortal.

Qué injusto. Se fue Tomás.

3 comentarios:

Diego dijo...

Pongo lo que puse en muchos otros lugares/colegas que postearon sobre esto. Queda una obra enorme, para leer y releer, que debería ser obligatoria no solo en escuelas de periodismo sino en colegios secundarios.

Anónimo dijo...

Mierda, por este post me entero que se murió Tomas Eloy. Leí "Lugar comun..." cuando era pibe, menos de veinte pirulos, y me generó una sensación que pocos libros suscitan. Al terminarlo me quedó un sabor extraño en los labios, entre el goce de lo leído y el desconcierto de lo no enteramente comprendido. Una sensación que aún persiste. Diez años después me doy cuenta de que debo releerlo y que los libros no se acaban al finalizar el último capítulo.

Sol dijo...

Diego: coincido.

Anónimo(¿algún apodo quizás?): El mismo libro siempre es diferente un tiempo después, ¿no es genial eso?