“No hay, al principio, nada. El río liso, dorado, sin una sola arruga, y detrás, baja, polvorienta, en pleno sol, su barranca cayendo suave, medio comida por el agua, la isla. Y al asomarme a la ventana, fumando, veo, en el medio del río, viniendo en dirección a la casa, al Ladeado, la cabeza hundida entre los hombros torcidos, sobre el bayo amarillo. El chorro de humo que dejo escapar se disuelve despacio poniendo, entre el río soleado y yo, entre el jinete que avanza dejando atrás el centro del río y la ventana protegida por la sombra, una bruma grisácea, delgadísima, que no acaba nunca de disiparse” (*).
Que siempre te vea venir
Que siempre esté el río
Que sea un soleado y feliz cumpleaños
(*) Juan José Saer en Nadie nada nunca
1 comentario:
aaaaaaaaaaaaagggggrrrrrrrr y qué ansiedad sol!! muchas gracias por el anticipo, ya lo quiero leer!! mil besos y sí, fué soleado rodeado de amor este año.-
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